
Hace 13 meses, María Lapiedra fue portada de ‘Primera Línea‘ a raíz de su colaboración en el programa de televisión ‘Cazamariposas‘. María, una buena amiga de esta casa, se destapó entonces con unas declaraciones en las que admitía, entre otras muchas cosas, haber tenido un lío con el colaborador de ‘Sálvame‘ Gustavo González.
Sin embargo, sus palabras pasaron bastante desapercibidas, probablemente porque entonces, como explica la propia María en la entrevista que publicamos este mes, a la prensa del corazón no le interesaba airear ese affair.
Este es el texto íntegro de la entrevista que publicamos en febrero de 2017 en el que María ya confesaba lo que todo el mundo sabe ahora: que fue amante de Gustavo, acompañado de las fotos que, en su momento, se publicaron de ella.
¿Cómo es Maria Pasqual?
Todo lo contrario a mi personaje, que es muy frívolo. Soy su antítesis. A María Lapiedra le resbala todo, pero yo soy bastante sensible, celosa, con mis problemas y mis cosas. Creo que soy más lista de lo que la gente cree, me gustaría hacerme un test de inteligencia. Yo estaba casada con Ramiro Lapiedra y él me propuso que me crease un personaje mediático, así que creé a una rubia tonta que se liaba con todo el mundo y siempre lo contaba. Luego el personaje se me fue de madre. Hay mucha gente que sigue pensando que soy muy pava, pero para mí los tontos son ellos, que no ven que ese personaje no existe, de la misma manera que Santiago Segura no va por la calle comportándose como Torrente.
¿Consideras que tuviste una adolescencia e infancia feliz?
Normal, como cualquier niña de pueblo, aunque mis padres se separaron cuando yo era pequeña. Fui muy precoz en el sexo. La primera vez que me masturbé e hice el amor fue con 14 años, con uno de mi clase, Lluís. Noté que le faltaba experiencia, porque me masturbó muy mal. Él todavía me cuenta que cuando va a ligar dice que desvirgó a María Lapiedra y nadie le cree, le dicen que desvirgarme a mí es imposible.
¿Cómo fue tu desfloramiento sexual?
Estábamos en casa de su abuela. Ella se fue a misa y nos advirtió de que no hiciéramos nada, que después nos podíamos arrepentir. Nos desvirgamos en la cama de la abuela, no llegamos a corrernos. Me hizo hasta daño, lo hizo fatal. Yo llevaba unos pantalones blancos y cuando llegué a casa vi que los llevaba manchados de sangre. Al día siguiente lo volvimos a hacer y él consiguió correrse. A un amigo del cole le contamos que ya lo habíamos hecho y nos preguntó si habíamos usado un preservativo. “¿Para qué sirve eso?”, le preguntamos. Imagínate lo verdes que estábamos los dos.
Has editado varios singles: ‘Como una perra’, ‘Dame pepino para mi boca’…
Canto fatal. He sacado esos singles porque tenía un amigo que era productor musical y me aburría en casa. Aún sigo cobrando 300 € mensuales de YouTube por esas reproducciones de canciones, aunque he llegado a cobrar más de 2.000 € al mes. Cuando me hice conocida, todos mis excompañeros de clase fliparon. Me dijeron que ya apuntaba maneras desde muy joven. Yo era la que más novios tenía en clase. Hasta me inventé una canción y la cantaba en las fiestas de mi pueblo: ‘Arde, papi’.
¿Cómo llegaste a casarte con un director de cine porno como Ramiro Lapiedra? ¿Eras fan del género?
Yo había visto muy poco porno. Alguna vez, con algún novio, pero no más que una tontería de dos minutos. Cuando yo estaba de Erasmus en mi último curso de la carrera, viviendo en Italia, un día me fui a Madrid de fiesta. Estaba en una discoteca, me vino un tío y me preguntó cómo me llamaba. Me dijo que a partir de ese momento iba a ser María Lapiedra. Me contó que él era director de cine porno y que también había hecho cine convencional. Con eso me engatusó un poco para acostarse conmigo. Esa noche nos enrollamos. Al día siguiente, mientras yo estaba en la cama de resaca, él llamó al programa ‘Aquí hay tomate’ para presentar a su nueva novia, María Lapiedra. Apareció un reportero y nos hizo una entrevista. Yo dije a todo que sí, estaba acabando la carrera y tenía que ponerme a hacer oposiciones para ser profesora de Literatura. Así que le dije a mi padre que iba a tomarme un año sabático. Ya llevo 11 años sabáticos [risas].
¿Veías mucho porno con Ramiro?
No, él era más de ver Telecinco que porno. Hacíamos el amor viendo a María Patiño en ‘¿Dónde estás, corazón?’. Siempre me decía que no hiciera porno, quería que fuera modelo erótica, no quería el mismo producto que con Lucía Lapiedra. Ella y él solo fueron novios, yo me casé con Ramiro por la iglesia. Yo era una cría y, echando la vista atrás, tengo claro que nunca estuve enamorada de él, lo estoy ahora de mi actual marido. Al final, denuncié a Ramiro por maltrato. Terminamos bastante mal, le puse una orden de alejamiento y nunca más nos hemos visto. Todo lo que habían contado que les hizo Celia Blanco y Lucía Lapiedra me lo hizo a mí también, y seguramente en la actualidad a las novias que debe de tener también les hace lo mismo.
Dices que no fuiste actriz porno, que solo has participado en una escena.
Sí, y solo 20 minutos. Empecé a salir con Dinio, fui de mal en peor, la relación iba mal, estábamos a punto de cortar y me convencieron para grabar con él y su hermano gemelo, Rafa, una escena erótica en la que no se verían las partes púbicas. Me enredaron un poco. Una vez allí, habíamos bebido más de la cuenta y me dijeron que al final la escena sería porno, porque íbamos a triunfar, conseguir un montón de tele, y al final mira lo que salió. Con Rafa, lo hice con preservativo; con Dinio, no, porque era mi novio. En esa escena no llegué al orgasmo, lo fingí.
¿Te pagaron bien por protagonizar esos 20 minutos de porno casero?
Sí, me subieron el precio cuando vieron lo que habíamos hecho. Estuvo bien pagado. Una empresa nos pagó a los tres. Yo cobré 6.000 €.
¿Tuviste problemas con tu padre cuando se enteró de que habías hecho un vídeo X?
Él siempre me ha apoyado en todo, menos en eso, que nunca lo hemos hablado. Ese tema es tabú en casa. Espero que ya no se pueda encontrar en internet cuando mis niñas crezcan. Es lo único de mi vida de lo que me arrepiento mucho. Pregunté cuánto costaba retirar el vídeo, pero es imposible: si pago a esa empresa, lo retirarán, pero muchísima gente lo tiene descargado en sus ordenadores. Es imposible frenarlo en todo el mundo, según me dijo mi abogado.
¿A Dinio no le importó que te chingaras a su hermano gemelo?
No, por lo que se ve. La primera vez que hice un trío fue con dos hermanos a la vez, en Italia. ¡Qué fuerte! Yo ya estaba liada con uno de los dos hacía tiempo, pero me gustaba bastante su hermano y un día acabamos tomando copas los tres y haciendo un trío. Es curioso, porque los hermanos no tenían la misma proporción de rabo, uno lo tenía más pequeño, como pasa con Dinio y su gemelo Rafa, no tienen nada que ver. Rafa la tiene tan grande y larga que es fatal, porque hace daño. No lo disfrutas, porque todo el rato está tocándote el tope.
¿Es el rabo más grande al que has dado cobijo en tu guarida?
No, el de Nacho Vidal es más grande. Fue superbién, la tiene muy grande pero lo sabe hacer bien, me encantó. Fue cariñoso, te la mete hasta que ya no entra más y deja un trozo fuera, no iba tan a saco como Rafa, que te la intentaba meter toda dentro y era fatal. Con Nacho fue en la casa que tenía alquilada en Madrid. Subimos con la actriz Dunia Montenegro, empezamos a hacerlo los tres, y después Nacho le dijo a ella que se fuera y nos quedamos los dos en la habitación, pero Dunia se quedó a mirar desde el comedor cómo lo hacíamos mientras se masturbaba.
¿Te has enrollado en muchas ocasiones con otras mujeres?
No con muchas. En algún trío y poca cosa más, soy más de tíos. Nunca he tenido una tía como novia.
Con la vida tan sexual que has tenido, ¿te queda alguna fantasía por cumplir?
No. Después de haberlo probado todo vuelves a lo básico, lo mejor, lo más natural. Antes mi fantasía era hacerlo con más de una persona a la vez, pensaba que me daría morbo. Pero cuando lo probé tuve claro que era una puta mierda, dejó de ser mi fantasía sexual. He hecho cinco tríos en mi vida.
Hablemos de tele. Kiko Hernández, en ‘Sálvame’, te rompió el vestido y enseñaste las tetas. ¿Estaba preparado?
Sí, estaba pactadísimo. Me llamaron para un nuevo programa que se iba a llamar ‘Sálvame Golfo’ y querían que hiciera de azafata un poco especial, que trajera un vestido que en vestuario me iban a cortar y a poner velcro en los lados. De esa manera, Kiko Hernández me arrancaría el vestido en directo y fingiríamos que yo no lo sabía. Me quedé en tanga y me pagaron 3.000 €. Tampoco me pagaron tanto, vista la repercusión que tuvo el tema.
¿Cuál es el colaborador de televisión que peor te lo ha hecho pasar?
Me he ido de algún programa llorando. En ‘¿Dónde estás, corazón?’, y también en el ‘Deluxe’. Me enfadé con María Patiño porque me había liado con un amigo suyo y la tía lo desmintió cuando era la primera que sabía que era cierto. Me sentí muy mal, porque me trató de mentirosa. María es la que me ha tratado peor, me las ha hecho pasar putas, pero sé que es muy buena colaboradora. Para mí, la peor colaboradora es Belén Rodríguez, porque su tono de voz no me entra.
¿Nunca te has planteado ‘suicidar’ al personaje, librarte de María Lapiedra?
De momento, no, porque lo voy modificando. Ramiro Lapiedra creó a Lucía Lapiedra y fue a registrar la marca a su nombre. Todo lo que genera actualmente Lucía se lo lleva Ramiro, por eso ella decidió matar al personaje. Él me contó eso, así que yo llamé a mi padre y le pedí que registrase el nombre de María Lapiedra. Cuando Ramiro fue al registro, vio que el nombre era de mi propiedad. Por eso he podido llevarme todos los derechos de imagen que el nombre ha generado, cuando Lucía no pudo. ¿Ves como no soy tonta?
¿Qué beneficios genera la marca?
Genera bastantes royalties. En mi pagina web, las descargas que tiene y una sex shop con ese nombre, por ejemplo. Soy una empresaria. También tengo una página de webcam erótica con chicas que trabajan para mí. Es como si fueran mis amigas. Hay unas 40 chicas trabajando desde sus casas, yo hago el cásting, pero entran casi todas las que se presentan porque hay todo tipo de clientes. A algunos les gustan delgadas y a otros, más gordas.
¿Es verdad que vendes bragas tuyas usadas?
Fue más una broma que una realidad. Viajé a Japón, donde se venden muchas bragas usadas, e hice un vídeo de YouTube en plan broma sobre el tema. A partir, de ahí, empecé a recibir emails en los que me decían que querían comprarme las bragas, y alguna a buen precio. Un tío me pagó 500 € por unas bragas que estaba a punto de tirar. Las llevé puestas todo el día. Al final de la jornada, vas soltando un poco de flujo. Por la noche, le mandé una foto con las bragas puestas para que se creyera que eran mías, las puse dentro de un sobre, se las mandé por correo y se quedó muy contento.
¿Te consideras una tía multiorgásmica?
Depende del chico. Pocos han conseguido que me corra varias veces: solo con el expresidente del Barça Joan Laporta, con un colaborador de ‘Sálvame’ y con mi marido. Aunque la primera vez que me corrí varias veces fue con Ramiro Lapiedra, por eso me enganché de él sexualmente. Nunca había llegado hasta ese punto.
¿Qué no soportas de los tíos?
Que vayan de chulitos. Odio al típico tío de gimnasio. Me he enrollado con varios pero no me ponen. Prefiero fijarme más en su interior y que me ame. Me gusta que sea un tío normal, que esté más atento a mí que a él mismo.
Dicen que una mujer no será completa hasta que un negro se la meta.
Pues yo no soy completa. Nunca he estado con un negro, ni chinos. Solo me he trincado a cubanos, españoles e italianos.
Pero tu gran fuerte siempre han sido los personajes conocidos…
En total, me habré acostado con unos 50 hombres en mi vida, de los cuales 30 son famosos. Me he liado con más famosos que con tíos anónimos. Nunca un famoso me ha dicho que no. Yo flipaba, porque, sabiendo que vivía de contar con quién me acostaba, los famosos me seguían proponiendo follar conmigo. Era rarísimo. Hay una buena lista. Aparte, tengo la memoria fatal, a veces miro la tele y recuerdo que me lie con el que estoy viendo. He estado con Kiko Rivera, con Victor Elías, de ‘Los Serrano’, con Pepe Navarro y con David Guapo. De la tele, hay alguno con el que me he liado, pero no lo contaría por miedo a que me vetaran en algún programa. Ellos están muy protegidos y yo no. Yo pensaba que se podía contar todo y después me he dado cuenta de que solo puedes contar los frikis: Pipi Estrada, Dinio, tronistas que tuvieron que dejar el trono porque estaban follando conmigo, o ex de ‘Gran Hermano’, pero si vas a más altura ya no lo puedes contar. Cuando estuve con Laporta, muchos programas no quisieron dar la noticia por miedo a demandas, cuando él mismo lo reconocía.
Me sorprende que no te hayas acostado con ningún futbolista.
Me acosté con uno que juega en el Barça. Lo conocí en una discoteca de Madrid, New Garamon, donde hicieron una fiesta para celebrar que la selección española había ganado el Mundial de fútbol. Yo fui con Paquirrín, porque el día anterior me lo había follado, pero después vi al otro y me escapé de Kiko. En 24 horas, pasé de trincarme a Kiko Rivera a uno de la selección española. Lo más fuerte es que ninguno de los dos me gustó en la cama. Solo fue una vez, lo tenía demasiado idealizado y pensaba que follaría mejor, pero no hubo nada de chispa entre nosotros. Pensaba que tendría el rabo mejor. No está mal, pero tampoco es para tanto, con la fama que tiene. También es que a mí, después de estar con Nacho Vidal, todas me parecen pequeñas. Al cabo de tres meses, él empezó a salir con su mujer, y ese mismo mes, yo me lie con Laporta, con el que estuve un año y medio. Se lo dije a Laporta y me dijo que el futbolista ya se lo había contado. En los vestuarios se sabe todo.
¿Alguna vez te has acostado con alguien por dinero?
No, pero luego me han dado regalitos. Laporta me hacía muchos regalos mientras estuve con él. Yo no se lo pedía, pero él me daba dinero y me decía “esto para tal”. Era muy generoso. Me llegó a dar dinero para que pagase la entrada de compra del mismo coche que llevaba su exmujer, un Mini, que a mí me gustaba. También pagó al productor Capi para que me produjera un disco. En redes sociales, me llegan muchos mensajes en que me piden cuáles son mis servicios y tarifas. Muchos me han querido contratar para asistir a su discoteca y realmente era para follar, será que me veían ligerita, pero jamás, en los bolos, me he liado con nadie que no fuera famoso.
¿Has tenido buena suerte con los nabos de tus amantes famosos?
Solo con algunos. Con otros, no mucha. Normalmente, me fijo en la cara, el tamaño del rabo no me importa mucho. Creo que le he cogido algún tipo de trauma y se agradece que sean un poco más pequeñas para que no me hagan daño. Aunque he estado con algún exconcursante de ‘GH’ que la tenía demasiado pequeña. Le tuve que preguntar: “¿ya la has metido toda?, ¡joder, no noté nada!”. Y allí fingí que me corría. El pobre la tenía tan pequeña que se me quedó el preservativo dentro y no sabía cómo sacarlo. Algún conocido también ha tenido algún gatillazo, porque se puso nervioso y me dijo que nos viésemos otro día, pero nunca más quise quedar con él. Me ha pasado de todo. Con Arturo Requejo tenía las expectativas muy altas y no me gustó demasiado, tampoco era para tanto.
¿Te has trincado a alguien mientras estabas pensado en otro?
Muchas veces, porque había momentos en que si miraba hacia abajo y veía quién me estaba chupando no me hubiese corrido nunca. ¡Me imaginaba otra cosa y fuera! Me pasó con Kiko Rivera. Estando con él, pensaba en el colaborador de ‘Sálvame’, que me hacía correrme muy bien. En realidad, he fingido mucho. Cuando me canso o me harto de sexo, finjo que me corro y ya está.
¿Tan bien te fue sexualmente con el colaborador de ‘Sálvame’?
Me fue muy bien con Gustavo González, colaborador de ‘Sálvame’. Es el famoso que más me ha sorprendido sexualmente. ¿A que no parece que folle tan bien? Estuvimos enganchados al sexo durante años. Todo empezó porque él en la tele me ponía verde. Un día le dije que viniera a mi casa, que tenía que enseñarle un vídeo. Yo quería liarme con él para que dejase de hablar mal de mí, y así empezamos. Había una brutal conexión sexual entre nosotros. Nos pillamos mucho mutuamente. Él era muy fogoso, muy pasional. Con los otros follaba y con él hacía el amor. Estuvimos superbién. Luego yo quería algo más, pero no pudo ser.
¿Qué famoso te ha sorprendido en el apartado negativo?
El actor Daniel Muriel no lo hacía muy bien. Me extrañó un poco, porque yo tenía un póster mío en mi habitación y él no podía parar de mirar la fotografía mientras lo hacía conmigo. Miraba mi foto más que a mí. Le tuve que decir: “¡Estoy aquí abajo!”. Otro actor, Adrián Rodriguez, tampoco fue nada de otro mundo. El problema fue que estábamos los dos un poco desfasados. Fue una cosa rápida y fugaz.
¿Y con Kiko Rivera?
Kiko Rivera, superbién. Ha sido de los que mejor me han comido el coño. El quería que yo le dijera que me lo chupaba muy bien y me decía que no iba a parar hasta que le pusiera un 10 de nota. Al cabo del rato, me preguntaba: “¿Qué nota me pones?”. Yo le decía que un 8 y él continuaba chupando hasta conseguir un 10. Al final, le puse el 10 para que parase, porque ya me había corrido y estaba agotada. Estuvo un buen rato comiendo. A mí se me hizo eterno y él terminó con la lengua muerta. Fue lo único que me sorprendió: dicen que los que follan mal chupan bien, aunque Laporta me folló bien. Kiko no está muy bien dotado, el pobre. En el tema sexual, es fatal, no se quería mover. Los que están así, medio gorditos, no se quieren mover, y hacerlo yo todo es un rollo. A Kiko no le olían los pies, ni se tiraba pedos como una contó, pero sí iba mucho al baño; un día estábamos en la cama, lo empezamos a hacer, se fue al baño a evacuar, volvió y terminamos de hacerlo. Yo flipaba.
¿Te enrollaste con él porque era famoso?
¿Por qué crees? Llegué a follar con él unas seis veces repartidas a lo largo de los años. Lo conocí en 2008 y me lo follé. Repetimos en 2009 y luego en 2010. En un año, me lo follaba unas tres veces durante tres semanas seguidas y hasta el próximo año no pasaba nada más. Fue una relación muy rara. Daba igual que los dos tuviéramos pareja. Nos veíamos, follábamos y adiós. Todo empezó cuando fingimos que nos habíamos liado. Él me mandaba mensajes a mi móvil y me los compraron en el programa ‘¿Dónde estás, corazón?’. Nos repartimos la pasta, 13.000 € en total. Mientras él me veía en la tele contando nuestra falsa relación, me mandaba mensajes diciendo que tenía ganas de follarme. Lo bueno es que al final nos acabamos liando de verdad. No éramos discretos por la calle, íbamos juntos sin miedo a que nos vieran.
¿Que tal Laporta y el sexo?
También chupaba muy bien y tuve bastante enganche. Sexualmente, muy bien. Como estaba gordito, me pedía que me pusiera arriba. Yo soy comodona y prefiero la postura del misionero, con las patas hacía arriba, porque entra muy bien. Así estoy cómoda, espatarrada, y me lo dejo hacer todo. Así que teníamos conflictos sobre quién se movía y yo acababa diciéndole: “¡Pues chupa!”. A mí me han chupado un montón.
¿Por qué no participas en realities?
Al principio no quería ir y ahora que quiero no me meten. En ‘GH VIP’ me apunté y no me cogieron, y en ‘Supervivientes’ me llamaron pero al final me quedé de reserva. No sé por qué no me llevan, supongo que piensan que antes podía dar más juego que ahora, que estoy casada y con dos hijas, pero yo puedo dar juego de otra manera.
¿Crees que hay que ser muy señora en la calle y muy puta en la cama?
Nunca he creído en eso. Yo he sido al contrario. En la cama soy muy camaleónica, depende de con quién esté, me adapto mucho. A quien me hace el amor, le correspondo con amor, pero si alguien va muy de salvaje, yo también. Antes la chupaba muy bien, pero ahora estoy desentrenada. Mi marido y yo tampoco lo hacemos tanto como antes, aunque dicen que es un don que nunca se pierde…
¿Los hombres con los que has estado se imaginaban que eras más fiera de lo que resultabas ser?
Yo ya les avisaba, no es que lo haga mal, pero les decía que no les iba a hacer el pino puente. Odio que me digan palabras en la cama mientras estoy haciendo la postura del perrito como “putita” o “zorra”. Me ha pasado mucho y les he dicho que no me insulten follando.
¿Qué te gusta que te hagan en la intimidad?
Me gusta ir con tiempo. Primero, dedicarme a los preliminares. Luego, chupar. Por último, hacerlo durante bastante rato. Eso de hacerlo ‘aquí te pillo y aquí te mato’, en cinco minutos, es algo que odio, pero a mi marido le encanta.
¿Cuál es el sitio más raro en el que has fornicado?
Con Dinio, en medio de la plaza de la Independencia del parque del Retiro. Era por la noche, nos tuvimos que esconder porque vimos a la policía que venía a buscarnos. También lo he hecho en un párking, encima de una moto, en un ascensor y en un taxi con un famoso.
¿Tienes algún objeto sexual en tu hogar?
Sí, varios, porque son de mi sex shop, pero no los uso. ¡En casa del herrero, cuchillo de palo! Ni me he disfrazado para practicar sexo, ni he usado comida ni nada de eso raro para follar. Mi niña vio uno de los juguetes que me regalaron y se lo quiso quedar. Le encanta, porque dice que es como un perrito que se va corriendo cuando le aprieta el botón. Mi suegra me ha preguntado: “¿No será un consolador?”. En realidad, es un vibrador clitoriano pequeñito en forma de lápiz labial, pero nunca lo hemos utilizado.
¿Tienes prenda fetiche que te chifle?
Siempre duermo completamente desnuda, hasta las bragas me molestan para dormir. Por casa, si no están las niñas, vamos desnudos.
¿Has tenido que decir que no en el sexo?
Eso de que me den azotes en el culo no me gusta nada, a mí me gusta más hacerlo en plan romántico. Pipi Estrada iba un poco a saco y le tuve que parar los pies. Me sacó un consolador que era una réplica exacta de su pene a modo de molde que se hizo en Bélgica, y quería metérmelo por el culo mientras me follaba por delante. Quería que sus dos penes iguales estuvieran dentro de mí follándome a modo de doble penetración, una cosa rarísima que, según él, ya había hecho con todas sus exnovias, y yo le dije que no. Todo el mundo me pregunta si noté la halitosis de Pipi. De verdad, no olía nada, pero siempre venía masticando un chicle de menta…
Para terminar, ¿te gusta el sexo anal?
Hombre, un poco sí me gusta. No lo he hecho con todos ni mucho menos. Si el tío no me lo pide no le digo que quiero, pero si veo que lo intenta y les mola, yo les dejo y hago que me la entren. No todos lo proponen, solo la mitad.